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LAS VICTIMAS EN LOS METARRELATOS DE LYOTARD: UNA SITUACIÓN PARADÓJICA

LAS VÍCTIMAS EN LOS METARRELATOS DE LYOTARD: UNA SITUACIÓN PARADÓJICA

Lic. Willer Hernández Rodríguez 
Colegio Femenino de Villavicencio 


“"Las narraciones que decimos para justificar un solo conjunto de leyes y apuestas son intrínsecamente injustas"
 Jean François Lyotard 


En la primera parte de su libro Diferend (La Diferencia) Jean François Lyotard, en mi interpretación, expone su apreciación sobre una serie de situaciones sin sentido (sinrazones) de las construcciones lingüísticas de la condición moderna, a través varios ejemplos, entre esos algunos de la segunda guerra mundial, donde él participó como enfermero y se encontró de frente con lo más desgarrador de la guerra, las víctimas, quienes al parecer están expuestas a vivir en una eterna paradoja, es decir en una eterna exposición a expresiones y situaciones envueltas en contradicciones, donde al fin y al cabo quienes pierden son las víctimas, condenadas por las sinrazones de los metarrelatos, los cuales en muchas ocasiones terminan catalogando a las víctimas como victimarios. 

Las construcciones lingüísticas en la modernidad han tomado forma de metarrelatos, que interpretando a Lyotard, se puede decir que son aquellas narrativas (costumbres, cultura, tendencia, religiones, etc.) totalizantes, represivas y abarcadoras de múltiples aspectos de la vida, que se otorgan la exclusividad de la comprensión del modo de ser en el mundo y de los hechos, ya sean de origen científico, biológico, sociológico, etc. Que a su vez han creado mecanismos de coerción para ajustar a todo aquel que no siga sus parámetros. Es en estos metarrelatos donde las víctimas no cuadran y son sometidas a una especie de silencio ininterrumpible como el que demanda la definición de conceptos como el ser, el todo o dios, silencio que quiero denotar como paradójico.

Se debe tener en cuenta que Lyotard plantea inconsistencias internas en los metarrelatos de la modernidad lo cual da paso a la postmodernidad, fenómeno que en su texto la Condición postmoderna (1987) describe como: 

“se tiene por «postmoderna» la incredulidad con respecto a los metarrelatos. Ésta es, sin duda, un efecto del progreso de las ciencias; pero ese progreso, a su vez, la presupone. Al desuso del dispositivo metanarrativo de legitimación corresponde especialmente la crisis de la filosofía, metafísica…”

Este quiebre ofrece múltiples posibilidades en las que las victimas podrían ser reconocidas como tal, sin embargo se debe tener en cuenta que países como el nuestro no se hallan en una condición postmoderna, donde los grandes discursos son puestos en tela de juicio, por el contrario nos encontramos en la modernidad, donde predominan los metarrelatos que condenan a las víctimas a una condición paradójica. Basta con ver la manera feudal como se despliegan las experiencias económicas, bajo ideas como las de los fisiócratas del siglo XVIII: Quesnay, Turgot y Pierre Samuel du Pont; o la política que promulga ideas coloniales del siglo XV reconocidas en las prácticas corruptas y despóticas o en las construcciones cotidianas del lenguaje como “dios le pague”, las prácticas religiosas, la manera de educar, el amor, etc. 

Teniendo claro que este país, en términos generales,  no ha avanzado en el tiempo y que seguimos anquilosados en la modernidad, quiero hacer alusión a algunas paradojas para intentar mostrar las implicaciones de las mismas en la situación en que Lyotard expone a las víctimas dentro de los metarrelatos. Recordaran ustedes a Pinocho, quien al decir mentiras experimenta un crecimiento de su nariz y al decir la verdad no sufre ningún cambio, es así que Pinocho se encontraría en una situación paradójica cuando hace la siguiente afirmación ¡Me va a crecer la nariz! ¿Qué creen ustedes que ocurrirá con la nariz de Pinocho? 

Es menos conocida la paradoja del burro de Buridán, que plantea que un burro siempre ha sido expuesto a múltiples opciones de comida y solo come cuando ha elegido el mejor manjar. El burro de Buridán se encontrará en una situación paradójica cuando sea expuesto a dos montones de heno exactamente iguales, lo que ocurrirá allí es que el burro morirá de hambre por su indecisión.

Habiendo entendido que en las situaciones paradójicas se generan efectos negativos o a lo sumo frustrantes quiero contarles otra paradoja. Esta fue expuesta por Lyotard en el texto en cuestión y allí a grandes rasgos dice lo siguiente:

Un día Protágoras, conocido sofista, reclama sus honorarios a su discípulo Evathle, quien alega que los pagaría siempre y cuando él hubiera obtenido por lo menos una victoria en los tribunales como fruto de las enseñanzas de su maestro, lo cual no se había dado. De este modo Protágoras se declara ganador al ver a Evathle en una situación paradójica ya que, si ante los tribunales Evathle gana la disputa contra su maestro para no pagarle los honorarios, se habrá cumplido la tarea de Protágoras con su discípulo y Evathle tendría que pagarle los honorarios de todos modos.
Paráfrasis de La diferencia p.18

Esta última paradoja suscita una reflexión acerca de una pregunta que se hace el mismo Lyotard ¿Cómo afirmar que Evathle ganó siendo así que siempre perdió? Pues esta es la misma situación en que se han encontrado miles de personas de este país en los últimos quinientos años de barbarie. 

Es usual leer o escuchar relatos de familias que salen huyendo de la violencia de los campos, para buscar mejores condiciones de vida en las ciudades, pero allí se encuentran haciendo parte de nuevos conflictos y quizás los hijos que no fueron entregados a los distintos grupos armados terminan siendo objetos de grupos urbanos de delincuencia. Es así que las victimas ganan su vida al huir de la violencia, pero terminan perdiéndola en situaciones similares o peores a las dejadas atrás.

Por su parte las víctimas se encuentran en una situación paradójica cuando los metarrelatos las someten a una continua victimización, viéndose estas impedidas para expresar su frustración ya que no hay una manera posible para impedirlo, del mismo modo que se vería impedido, por ejemplo, un hombre que siempre miente, esa es su naturaleza, pero un día se encuentra en una situación paradójica al decir ¡yo miento! Quizás las victimas sientan la misma frustración que sintió Evathle al final del juicio y sientan como este hombre mentiroso que no tiene la manera de manifestar su sentir. 

En todos los metarrelatos las víctimas son silenciadas y condenadas a la imposibilidad de decir todo lo que sienten y a la frustración de ser siempre quienes pierden, tengan las mejores o las peores intenciones, las victimas lo son por ser las más desposeídas, las que tienen argumentos inexistentes y no porque lo sean en sentido estricto, sino porque son argumentos que no van dentro del discurso de los metarrelatos. Basta con abrir los ojos para encontrar situaciones paradójicas en que las victimas ratifican su situación, ya sea en el metarrelato jurídico, político, económico, social, entre otros.

Las víctimas en el metarrelato jurídico se ven en una situación paradójica o por lo menos en este país, cuando al reclamar sus derechos se encuentran con que muchos de los que han hecho las leyes son los mismos generadores del conflicto que los condenó a la condición de víctimas y estos son respaldados por aspectos culturales como la corrupción o el poder del dinero. Por esta sinrazón es que a delitos contra la sociedad como los desfalcos al erario público o la corrupción, no tienen condenas o incuso las mismas victimas en un eterno síndrome de Estocolmo, defienden a sus victimarios con frases como ¡que robe pero que haga algo!.

En el metarrelato jurídico por ejemplo la víctima puede observar cómo su verdugo al ser juzgado va a vivir en mejores condiciones que ella y con mayores privilegios, por esto se ven fiestas, con trago y prostitutas en las cárceles, o se escuchan frases sínicas en los juzgados o cárceles como la de un paramilitar quien responde a una madre que ha llorado a su hijo desaparecido durante muchos años, que ¡debe secar un rio si lo quiere volver a ver! o el caso más absurdo, donde el reconocido burgués Rafael Uribe violo y asesino a una niña de la manera más inhumana posible y es condenado a una pena irrisoria y además cuenta con privilegios en la cárcel y con el respaldo expiatorio de los medios de comunicación quienes dicen que fue un accidente o un asunto menor causado por una sobredosis y además espera el olvido de las víctimas para salir libre y reclamar indemnizaciones al estado que le pagara con los impuestos que pagan las víctimas. ¿No es paradójico que la víctima pague a su victimario la estadía y la comida en la cárcel a través de los impuestos?

En el metarrelato político las víctimas no cuentan con una representación visible, aunque los políticos en campaña se abanderan su representatividad, pero cuando son elegidos imprimen el peor castigo que estas pueden sufrir “olvido” y los abrazos y besos de campaña se convierten en impuestos, restricciones, coscorrones y asco. Estos mismos políticos que han elegido las victimas son quienes legislan para su beneficio propio, son quienes se quedan con el dinero de la salud y de la educación de sus hijos, quienes serán las nuevas víctimas y perpetuaran la victimización per secula seculorum.

Las víctimas se someten al deseo de los metarrelatos políticos y a sus creadores cuando desconocen que estos están a su servicio y no al contrario, las víctimas se asumen como tal en una situación paradójica cuando descargan su incapacidad racional en frases como “yo voto por el que diga tal”, también se confirma la eterna situación de victima cuando las mismas creen ciegamente en promesas que sabiendo que son mentira las proclaman como verdades.

Se manifiesta la situación paradójica de las víctimas cuando el sistema económico las condena al consumo como dador de identidad o de estatus socio-económico, por eso es común ver personas que prefieren tener el último aparato electrónico a un plato de comida para los suyos, es paradójico que las personas se gasten la vida trabajando para vivir y vivir no de cualquier manera, sino de una manera impropia, impuesta, bajo ciertas tendencias y ciertas modas, que al no ser asumidas, las dinámicas sociales se hacen represoras del individuo hasta subsumirlo o reprimirlo usualmente de manera sutil.

Es paradójico que las cosas importantes de la vida, como el sentido del trabajo pasen a un segundo plano, es paradójico que el hombre necesite establecer procesos productivos para sobrevivir, pero a la vez esta forma de producir y consumir lo único que han dejado es la destrucción del medio donde se sobrevive.

Finalmente la sociedad ha aceptado discursos como que alguien se merece las cosas malas que le pasan, por ejemplo la mujer que es maltratada es porque se lo mereció y lo más paradójico es que son en su mayoría ellas quienes lo afirman. Las víctimas se hacen tal y lo perpetúan cuando se preocupan más por un partido de futbol que por la educación de sus hijos. Es paradójico que las personas privilegien el cuidado de una mascota que de un niño.

Socialmente es paradójico que la gente se dedique a criticar a las represiones de los países vecinos y no tengan en cuenta los asesinatos selectivos de las víctimas de su país. Las víctimas se encuentran en una situación paradójica cuando admite que los medios de comunicación llame terrorismo a unos chorros de agua a unos manifestantes en un país vecino y llame error a un ataque del ESMAD a unos niños con condiciones especiales.

De este modo podríamos continuar analizando metarrelato por metarrelato y nos vamos a encontrar con que se repite la eterna paradoja en que se ha sometido a las victimas a causa de las narraciones creadas por unos poco y aceptados por todos, incluyendo a las víctimas, narraciones que se presentan como hegemónicas y como la única capaz de interpretar la realidad, de la misma de la que diría Nietzsche solo hay interpretaciones. En este escenario son las victimas quienes han sido tan bien adiestradas que son ellas mismas las encargadas de legitimar su realidad, como el zorro del principito que desea ser domesticado.
      


Bibliografía

Lyotard, Jean-Francois. La diferencia. Editorial Gedisa. Barcelona. 1999.
Lyotard, Jean-Francois. Introduction:The Postmodern Condition: A Report on Knowledge, 1979.
Lyotard, Jean-Francois.la condición postmoderna. 1987.

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